Este viernes, como cada 22 de Marzo, se celebra internacionalmente el Día Mundial del Agua. Esta edición tiene como lema “No dejar a nadie atrás”.
En AEDyR hemos querido crear un relato para conmemorar este día.
De la mano de las mujeres de una familia canaria, viajamos desde 1949 en el Lanzarote anterior a la llegada de la primera planta desaladora de nuestro país, hasta un futuro imaginario en India, allá por el año 2065, donde la desalación es ya uno de los recursos hídricos más importantes del país asiático…
Porque la desalación y reutilización son y serán claves para el abastecimiento del recurso más valioso: el agua.
Y también para no dejar a nadie atrás.
Relato Día del Agua 2019: “El mar no deja a nadie atrás”
Marzo 2019
Es sábado y Fayna prepara la comida. Hoy vienen sus dos hijos y sus cinco nietos a comer. Hace mucho que no se juntan todos. Es un día especial.
Desde ayer está en remojo el cherne. Es importante desalarlo bien, para que el sancoche quede jugoso y en su punto. Esta mañana temprano ha vuelto a vaciar el cuenco y ha abierto el grifo para llenarlo por última vez, hasta que el preciado líquido ha cubierto los pedazos de pescado…
Corta las papas y las batatas en trozos grandes y sin pelar y las pone en el caldero cubiertas de agua. Las guisa a fuego lento durante unos minutos. Escurre bien el cherne, y unos minutos más tarde, lo echa también en la olla.
El olor que impregna ahora toda la cocina, la transporta a su infancia…
Marzo 1949
Fayna está con su madre en la cocina, que prepara la comida…
Corre tras ella, cuando ésta sale al patio para coger el agua de la destiladera. Ayer pusieron agua fresca del aljibe, y el bernegal está a rebosar. Su madre lo coge con cuidado para no desperdiciar ni una gota y lo lleva a la cocina.
Vierte agua cuidadosamente sobre el caldero, donde antes ha puesto las papas y las batatas. Cuando llevan un rato cociendo, añade el cherne…
A Fayna le encantan los sábados, no sólo porque comen sancoche, su comida favorita. Sino porque, como los viernes a media tarde viene el aguador con su carro cargado de barricas llenas de agua, los sábados por la mañana se da un largo baño y es el día de la semana que se lava el pelo.
Marzo 2019
Fayna abre el grifo y llena un vaso de agua.
Es inevitable. Cada vez que abre el grifo, Fayna, a sus 77 años, no puede evitar fascinarse. Ese simple acto cotidiano sigue maravillándola aún.
Tenía 23 años cuando la vida en Arrecife cambió. Lo recuerda perfectamente. Fue en la primavera de 1965 cuando el agua potable que producía la primera desaladora comenzó a circular por la red de distribución de la ciudad. En Lanzarote no hay nadie que no recuerde aquello. Fue el principio de la nueva vida para los habitantes de la isla y la relación de los lanzaroteños con el agua, cambió entonces para siempre.
En casa de sus padres siguieron usando la destiladera durante un buen tiempo, más por costumbre que por necesidad. Quizá fuese la tranquilidad de escuchar su goteo constante. O el olor característico que desprendía su culantrillo.
De hecho, Fayna en su cocina siempre ha tenido una maceta de culantrillo al lado del fregadero. Aún la tiene. Le da sosiego verla y sentirla al lado del grifo.
El sancoche ya está listo. Espera a que lleguen todos para escurrirlo. Así coge más sabor mientras se templa.
Siempre prepara la pella de gofio cuando ya han llegado. A su nieta Naira, la mayor, le gusta ayudar a amasarlo. Siempre le ha gustado.
Suena el timbre. Ya están aquí.
Marzo 2065
Naira, la nieta de Fayna, dejó su Lanzarote natal hace ya mucho tiempo. El verano de 2019 fue de viaje a India, se enamoró de aquel país y poco tiempo después de aquellas vacaciones, volvió allí para quedarse. Quizá fuese la gran crisis del agua que vivía el país en aquella época lo que más atrajo a Naira del país asiático…
Naira, desde pequeña, sintió fascinación por el agua. Le encantaba que su abuela le contase historias. Muchas eran sobre agua.
Estudió ingeniería industrial y llegó a la India para liderar la construcción de una gran planta desaladora que construiría una empresa española en el país. Y ese fue el primer proyecto de Naira en India, de los cientos en los que ha participado.
India es ahora el país asiático que mejor gestiona sus recursos hídricos. El intenso trabajo realizado durante todos estos años ha permitido que la contaminación de sus aguas sea historia, y que la aguda escasez de agua que vivieron cientos de millones de personas décadas atrás sea un espejismo para los jóvenes indios, tanto de las urbes como de las zonas rurales, que han crecido con una de las redes de saneamiento y abastecimiento de agua más punteras del mundo.
La gran crisis del agua que vivió India a finales de la segunda década del siglo XXI fue, sin duda, un punto de inflexión para el país e hizo que las autoridades se tomasen los Objetivos de Desarrollo Sostenible como bandera, alcanzando muchos de ellos en 2030 y el resto antes de finalizar la década.
La enorme costa del país ha sido, sin duda, una de las grandes protagonistas del milagro del agua vivido en India. Es el mar, gracias a la desalación, el principal recurso hídrico del país. Además, el fomento de la economía circular le ha llevado a ser el país más poblado del mundo con el uso más eficiente de la reutilización de agua. Y gracias a estos recursos, India es el país que mejor se ha adaptado a lo que, a principios de siglo, llamaron cambio climático.
Naira ha sido una de los cientos de miles de profesionales del sector del agua que trabajan en el país y que, gota a gota, han hecho posible todo ello.
Cada año, Naira va de vacaciones a Lanzarote. A su vuelta, trae la maleta repleta de productos típicos de la isla. Nunca falta el gofio.
Le gusta preparar en días especiales sancoche acompañado de pella de gofio. Es lo que ella llama la “versión india del clásico canario”, ya que allí es imposible encontrar cherne. Pero la pella de gofio sí es clásica: está hecha con agua desalada, como siempre lo ha comido Naira.
Es entonces cuando, viendo el mar desde la ventana de su cocina, como lo hacía cuando era pequeña desde casa de su abuela, se transporta a su niñez. Y recuerda las historias que le narraba su abuela mientras amasaban.
Es ahora Naira la que a, su única nieta, Yalitza, le cuenta historias mientras hacen pella de gofio.
Muchas de ellas son historias de agua. Algunas de Lanzarote, otras de India. Yalitza escucha fascinada mientras amasa. Su historia favorita es la que Naira ha titulado “El mar no deja a nadie atrás”.