Estudios de Impacto Ambiental de las desaladoras en España

26 noviembre 2019

Actualmente en España no existe ninguna normativa específica comunitaria o estatal que regule los vertidos de salmuera de las plantas desaladoras ni que imponga límites críticos para los componentes químicos y propiedades físicas de la salmuera.

Sin embargo, según el Real Decreto Legislativo 1/2008, de 11 de enero, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley de Evaluación de Impacto Ambiental de proyectos, las instalaciones de desalación o desalobración de agua con un volumen nuevo o adicional superior a 3.000 m3/día, deben someterse al procedimiento de Evaluación Ambiental.

Las Declaraciones de Impacto Ambiental establecen los criterios de protección medioambiental

Este procedimiento implica la redacción de un Estudio de Impacto Ambiental, seguido del trámite de alegaciones, tras el que se lleva a cabo la formulación y publicación oficial de una Declaración de Impacto Ambiental (DIA), en la que se establecen las condiciones que deben cumplirse en orden a la adecuada protección del medio ambiente y los recursos naturales durante la construcción y explotación de la planta.

Por otra parte, para la realización del vertido de salmuera al medio marino, es necesario solicitar una autorización de vertido (AV) a la autoridad competente donde se vaya a realizar. Esta autorización, se refiere exclusivamente al vertido, por lo que generalmente regulará un mayor número de contaminantes y especificará con mayor detalle las condiciones en las que puede realizarse el vertido y la forma en la que deben hacerse los muestreos.

Adicionalmente los proyectos de explotación de plantas desaladoras deben incluir un exhaustivo programa de vigilancia ambiental con el objetivo de implementar una serie de pautas de protección a las posibles zonas sensibles frente a los excesos de salinidad generados por los vertidos de salmuera. Estos programas tienen como objetivo prioritario poder analizar científicamente la conducta de la descarga durante la fase de explotación de la planta desaladora y disminuir cualquier tipo de impacto asociado a ella.

En líneas general, estos planes de vigilancia ambiental incluyen los controles periódicos de la calidad del vertido (pH, oxígeno disuelto, turbidez y nitratos); control de salinidad del vertido y del medio receptor con puntos de muestreo a distintas profundidades y a diferentes distancias de los difusores; así como el análisis directo de los organismos marinos mediante diferentes técnicas de seguimiento priorizando, como no podía ser de otra manera, la protección de la Posidonia Oceánica.

Los estudios medioambientales fundamental para minimizar el impacto

Está demostrado que un seguimiento efectivo de todos los estudios medioambientales, tanto los previos a la construcción de las desaladoras del que depende el diseño de los sistemas de vertido, así como durante la fase de la explotación de la planta, permiten minimizar los impactos que la desalación puede tener en el medio marino, demostrando que los ligeros incrementos de salinidad pueden darse de manera temporal y están en extensiones muy localizadas muy cercanas al vertido, sin llegar a afectar a la praderas de Posidonia Oceánica, ni a otras especies.

Cabe mencionar que la literatura científica sobre este ámbito era prácticamente inexistente antes de que se extendiera el uso de la desalación en España. En este sentido los grandes esfuerzos llevados a cabo en nuestro país han servido para que muchos de los valores obtenidos en los estudios medioambientales realizados aquí se hayan convertido también en referencia a nivel mundial y se hayan adoptado como norma en muchos otros países.

También debemos remarcar que se trata de un campo de trabajo en constante evolución y mejora, y que con el tiempo los planes de vigilancia están siendo más completos y precisos, como se puso de relevancia en el último Congreso Internacional AEDYR, en la ponencia de Iván Sola, investigador de la Universidad de Alicante, que presentaba un análisis de los programas de vigilancia de plantas desaladoras publicados en el BOE desde el año 1999.

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