¿Qué es y en qué consiste la Ósmosis Inversa?

5 febrero 2019

Actualmente la Ósmosis Inversa es el proceso de desalación más utilizado en España y en el mundo para desalar agua, ya sea ésta marina o salobre.

Para entender cómo funciona este proceso, debemos conocer previamente el fenómeno físico natural de la ósmosis.

La ósmosis se produce de forma espontánea cuando dos soluciones solventes con diferente concentración de solutos tienden a igualar sus concentraciones hasta alcanzar un equilibrio, al pasar a través de membranas semipermeables.

La membrana permite de manera natural la circulación del solvente desde la solución con menor concentración a la solución con mayor concentración. La presión que ejerce el solvente sobre la membrana se denomina presión osmótica.

La ósmosis es un proceso biológico fundamental para el metabolismo celular de los seres vivos, ya que para la supervivencia de las células y su buen funcionamiento resulta necesario mantener el equilibrio osmótico. Las membranas de las células de los seres vivos son semipermeables por lo que la ósmosis es un fenómeno que sucede de forma natural.

Todos los seres vivos, sean animales o vegetales, acuáticos o terrestres, para poder sobrevivir están obligados a llevar a cabo la regulación de la presión osmótica, también denominada  osmorregulación. Para ello, los mecanismos físicos o químicos de su metabolismo celular evitan los cambios de presión osmótica, manteniendo el equilibrio osmótico.

 

Ósmosis Inversa: invirtiendo el principio natural de la ósmosis

Basándose en este principio natural e invirtiéndolo, el hombre ha desarrollado la técnica de desalación conocida como ósmosis inversa.

La ósmosis inversa consiste en la aplicación de una presión externa superior a la presión osmótica para impedir e invertir el proceso natural de la ósmosis.

De esta forma, aplicando energía en forma de presión sobre una disolución con mayor concentración de sales para forzar su paso a través de una membrana semipermeable, es posible obtener al otro lado de la membrana una disolución con baja concentración salina.

Las membranas semipermeables utilizadas en la desalación por ósmosis inversa desempeñan un papel clave, alrededor del cual gira todo el proceso de una planta desaladora. Las primeras membranas que se utilizaron a nivel comercial estaban fabricadas con acetato de celulosa. Actualmente las más empleadas son las de poliamida que permiten controlar mejor el tamaño del poro y la permeabilidad.

La forma de las membranas también ha evolucionado tecnológicamente. Las primeras que se utilizaba eras planas, posteriormente de fibra hueca y actualmente las que más se utilizan son las de arrollamiento en espiral, que están formadas por varias láminas de membranas rectangulares enrolladas alrededor de un eje.

 

La ósmosis inversa, protagonista del desarrollo de la desalación

La introducción de la ósmosis inversa para la desalación de agua supuso una importante reducción de costes de inversión, construcción y explotación de una planta desaladora, y por tanto del precio de agua desalada, lo que ha permitido el desarrollo de la desalación para la obtención de agua de gran calidad en cada vez más rincones del planeta.

La ósmosis inversa se utiliza para la desalación de agua que pueden tener distintos usos posteriores. Además de como agua potable y para abastecimiento, que es el más extendido, sus usos pueden ser industriales o para riego agrícola.

En el ámbito industrial, numerosas industrias, como por ejemplo la alimentaria, farmacéutica, médica, cosmética, química, electrónica… precisan agua de gran calidad. Los avances tecnológicos en este ámbito han permitido que la ósmosis inversa pueda ofrecer un agua prácticamente a la carta para sus necesidades específicas.

También es habitual el uso de la ósmosis inversa para el tratamiento de aguas residuales, tanto de origen municipal como industrial, logrando gracias a este proceso, la depuración y la reutilización posterior de esas aguas.

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