Volcán en La Palma, plátanos y desalación de agua en Canarias

7 octubre 2021

Desde que el pasado 19 de septiembre el volcán Cumbre Vieja entrara en erupción, las prioridades en La Palma han ido adaptándose a la evolución con la que el humo, los gases, la ceniza y la lava han ido saliendo incesantemente de las entrañas de la isla.

Y como es habitual en una situación de emergencia como la que se está viviendo en la isla canaria, el suministro de agua es desde los primeros momentos una de dichas prioridades. En primer lugar porque la colada de lava que emana del volcán puede dañar a su paso las instalaciones de agua y, en segundo, porque una erupción volcánica como la que se está produciendo en la isla podría afectar a la calidad de las aguas superficiales y subterráneas, algo que de momento las autoridades competentes de La Palma han descartado por completo.

Conviene recordar que típicamente en las islas volcánicas como las Canarias, la mayor parte de los recursos hídricos provienen de las aguas subterráneas. Estas aguas subterráneas procedentes de los acuíferos salen al exterior de forma natural, por manantiales, que los canarios llaman nacientes, y de forma artificial a través de galerías y pozos, construidas por el hombre. Sin embargo, las aguas superficiales en Canarias son muy escasas y de hecho son contados los ríos que tienen caudal todo el año. Y precisamente, como consecuencia de esta escasez de otros recursos hídricos típica del archipiélago canario, desde la década de los años sesenta del siglo pasado, la desalación de agua es una de las principales fuentes del recurso, e incluso en algunas de las islas, como es el caso de Lanzarote y Fuerteventura, el abastecimiento proviene exclusivamente de la desalación.

En cualquier caso, si por algo se caracteriza La Palma, a diferencia de otras islas del archipiélago, es por su abundancia hídrica, y en este sentido cabe destacar que la isla cuenta con uno de los manantiales más importantes del archipiélago, el de Marcos y Cordero. Según datos hechos públicos por el Consejo Insular de Aguas de La Palma este mismo año, los recursos subterráneos de la isla, procedentes de galerías, nacientes y pozos, están en torno a 75 Hm3/año.

Y aunque las autoridades locales desde hace un tiempo analizan la viabilidad de implementar la desalación para ampliar los recursos hídricos de La Palma, especialmente al oeste de la isla que es precisamente la zona afectada ahora por el volcán, de hecho se trata de la isla canaria que menos ha necesitado de la instalación de plantas desaladoras, contando en la actualidad únicamente con alguna instalación de este tipo en hoteles privados.

Sin embargo, parece que la catástrofe total que está causando el volcán Cumbre Vieja está acelerando esto a marchas forzadas.

 

 

La lava no sólo ha devorado ya 40 hectáreas de plataneras, 35 de viñedos y 7 de plantaciones de aguacate, sino que también ha afectado a las conducciones de agua que los agricultores utilizaban para regar sus fincas. Y, en la búsqueda de las mejores soluciones técnicas para poder llevar agua a las zonas afectadas e intentar salvar así estas plantaciones de plátano de la isla, de la que depende casi el 50% de la economía local, una de las primeras medidas contempladas es la puesta en marcha de dos plantas desaladoras de ósmosis inversa portátiles.

Se trata de dos plantas que ya se emplean de manera permanente en algunos lugares de Canarias, y que tienen una capacidad de producción cada una de 2.800 m3/día. Por el momento, la previsión de las autoridades locales es ubicar ambas plantas en Puerto Naos, donde ya se están llevando a cabo analíticas de las propiedades físicas y químicas del agua del mar de la zona, muy próxima a donde la lengua de lava del volcán sigue robando terreno al mar.

Ahora el principal objetivo es conseguir que ambas desaladoras estén operativas a la mayor brevedad de tiempo posible, y en este sentido, el consejero de Transición Ecológica y Planificación Territorial, José Antonio Valbuena, ha declarado que por ahora se trabaja con la previsión de que las dos desaladoras empiecen a aportar agua para el riego de fincas plataneras a finales de la próxima semana. Sin duda, todo un reto técnico que merece ser reconocido porque, como Valbuena ha admitido, el plazo para una actuación de estas características en condiciones normales podría alargarse varios meses.

De momento todas las miradas están puestas en el mar, porque esta agua desalada servirá para lograr la supervivencia de las plataneras, algo que resulta transcendente para que las fincas puedan garantizar su actividad en el futuro.

Y así, el plátano, fruto y símbolo canario por excelencia, se convierte también, sin nadie desearlo, en símbolo de la importancia de la desalación de agua para paliar la falta de recursos hídricos de las Islas Canarias, ahora también en La Palma, en tiempos de la emergencia provocada por la erupción del volcán Cumbre Vieja.

 

 

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